martes, 15 de marzo de 2016

PLANES EN KYOTO Y ALREDEDORES...

Los fans más fans de este pequeño blog (o sea, nuestras madres), sabrán que nos tiramos dos meses y pico haciendo workaway en Kyoto, todo un lujazo que, sin duda, nos ayudó a conocer esta maravillosa ciudad de otra manera.

Cuando alguien me habla de Kyoto, enseguida evoco imágenes que van mucho más allá de los templos. Veo el pequeño restaurante grasiento en el que sorbíamos el mejor ramen que jamás hemos probado, la estación de tren, el puesto de sashimi del mercado, la cara sonriente de la cajera del Lawson...

Veo las sakuras en flor abarrotando los árboles y llenando de vida las calles. Músicos callejeros animando las tardes junto al río. Maikos en busca del encuentro con su cliente, con sus caras y nucas pintadas de blanco. Callejuelas y escaleras que nos llevan hasta bares que parecen clandestinos... Veo y siento, y echo de menos.
Nuestro último día en Kyoto, snif...

Lo que quiero decir, es que muchas veces los turistas nos empeñamos en ver (y fotografiar en demasía) todos los imprescindibles que nos chivan las guías de viaje que, básicamente, se resumen a templos, museos, actividades que te desgastan hasta la última gota de adrenalina, o trekkings imposibles por montañas empinadas.

Todo eso está genial, y todos (sí, todos, yo también), hemos tenido, alguna vez, la loca pretensión de verlo TODO en pocos días y llenar nuestro álbum de turistadas. Pero a veces, simplemente, hay que olvidarse de la sobreinformación, parar en seco y dejarse llevar para poder vivir las ciudades, en lugar de limitarse a tachar como locos los imprescindibles en el mapa.
De fiestuky por Sanjo...

Comprendo que los turistas de paso apenas reserven dos o tres días para recorrer Kyoto, o a lo sumo cinco, o hasta una semana (eso ya sería la repanocha)... La vuelta al trabajo nos marca el ritmo vacacional, es lo que hay y toca aguantarse. Pero permítanme contarles los planes que se esconden detrás de los mapas, que apenas nos señalan los templos y las tiendas de alquiler de kimonos. Puede que ustedes tengan pocos días para patear Kyoto, pero hagan que la visita merezca mucho la pena. Hagan que el recuerdo sea mucho más que una suma de templos... Aquí van unos cuantos planes para perderse por Kyoto y vivir la ciudad a la japonesa:

1. Templos para hartarse...
Por supuesto que hay que verlos, pero créanme, no es necesario entrar en todos y cada uno de ellos... Sí, siempre habrá el típico amigo que nos pregunte ¡¿y no viste el templo x?! Y justo ése que no vimos será el que más le gustó... Pero, piénsalo bien, ¿qué es lo que más recuerdas de los viajes? A veces gana ese rato que pasamos tomando una cerveza con aquellos japoneses tan simpáticos que nos recomendaron ir a no sé dónde... Son las anécdotas lo que hacen los viajes interesantes.
Puedes ver más fotos del Templo Dorado en nuestro Instagram

2. Las geishas y maikos de Gion
Cuando empieza a anochecer (mayormente en fin de semana), las maikos se pasean por las calles de Gion para reencontrarse con sus clientes. No es fácil verlas, pero quien tiene la suerte de toparse con una de ellas, no lo olvidará jamás. La pintura blanca que cubre sus caras y nucas te paraliza tanto como su forma de caminar, parece que floten por el aire. Se te ponen los pelos de punta... A mí me parecieron algo así como ladronas de almas.

3. Perderse por los bares de Sanjo
Ir de bares por Kyoto es toda una experiencia. Para empezar, porque los bares están escondidos, y eres tú quien debe buscarlos entre callejuelas. Normalmente están situados en pisos altos, por lo que es habitual llegar en ascensor hasta la puerta, en lugar de en taxi. También es un buen sitio para comer unas deliciosas gyozas... ¡La boca agua!

4. Gritar como hienas en un karaoke
Si se dispone de tiempo y ganas de marcha, visitar un karaoke japonés es toda una experiencia religiosa... Tienen un porrón de canciones en inglés, así que el idioma no es excusa, ¡y hasta alguna en español, como La Macarena!
Foto de móvil, sorry

5. Tomar un helado en el parque Maruyama
Los helados japoneses están de muerte y puedes probar sabores diferentes, como el helado de té verde. Si además te lo tomas en la tranquilidad del parque Maruyama, te sabe cien veces mejor.

6. Visitar el Museo del Manga
La visita es interesante, pero no la repanocha. Casi todos los cómics están en japonés, así que olvídate de sentarte a leer algo... Lo recomiendo sólo si te sobra tiempo o eres muy muy friki del manga.

7. Fotografiar los sakuras como locos (del 20 de marzo al 10 de abril, más o menos, que la naturaleza es libre...) Ver los cerezos en flor es uno de los espectáculos de naturaleza más bonitos que se pueden ver. Da la sensación de que los árboles están completamente nevados. Maravilloso...
Foto en Instagram

9. Caminar por el paseo del filósofo
Sin duda, uno de los paseos más bonitos de Kyoto. Comienza cerca del Templo o Pabellón de Plata, y son unos 2 kilómetros de caminata, bordeando el río. Si encima te toca con los cerezos en flor, es impresionante.

11. Sentarse junto al río con un café take away
Muchos jóvenes de Kyoto se reúnen junto al río para cantar, charlar o tomarse algo. Es habitual ver músicos callejeros animando las vistas al río. Nosotros solíamos comprar un café en Lawson y... ¡a disfrutar!

8.Coger un autobús local hasta Arashiyama
El parque Arashiyama es famoso por su bosque de bambú, entre otras cosas. Muchos japoneses se acercan hasta aquí el fin de semana para disfrutar de los paisajes y de un día tranquilo en plena naturaleza. Recomendable para darse un paseo y llevarse unas bonitas fotos a casa.
Vistas de Arashiyama. Foto en Instagram

12. Ir de compras al mercado Nishiki Market
Y ver, y oler, y llevarse a casa auténticas maravillas culinarias que sólo se encuentran en Japón. ¡La de viajes que hicimos al mercado! ¡Ayyy, cómo echamos de menos la gastronomía japonesa!

13. Comer sushi (y de todo) hasta reventar en Osaka
Osaka es, nada más y nada menos, que la capital gastronómica gourmet de todo Japón. Está a tan sólo una hora en tren de Kyoto (si cogéis el barato, también hay trenes más rápidos...), así que una escapada para ponerse chato merece mucho la pena. Nosotros, desde luego, nos pusimos lilis.

10. Perderse entre los 1.000 toriis de Fushimi Inari
Famoso por ser una de las imágenes más famosas de la película "Memorias de una geisha", Fushimi Inari se ha convertido en un imprescindible en cualquier guía de viaje, y la verdad es que lo es. Es uno de esos sitios de los que te llevas millones de fotos... Se llega, fácilmente, en tren desde Kyoto, y no te lo puedes perder.
Ésta y otras fotos de Fushimi Inari en nuestro Instagram

14. Escaparse al cercano pueblo Uji
Famoso por sus cultivos de té, se puede visitar el precioso templo Byodo-In y, como no, también alguna Casa de Té, donde disfrutar de la tradicional ceremonia del té. Se llega en un pispás cogiendo un tren y está en la misma línea JR que Fusihimi Inari y Nara, así que podemos aprovechar y ver dos de ellas en un día.

16. Excursión a Nara
Tesoro de la Unesco, es obligatorio visitar los templos de Nara, como el templo Todai-ji, donde te verás obligado a esquivar ciervos...

17. Reservar en una destilería de sake y probar el famoso buey de Kobe
Kobe se encuentra a hora y media de Kyoto y, no hace falta decir, que es famoso por sus destilerías de sake y su archiconocido buey. El buey de Kobe es caro de narices, pero es la carne más buena que vais a probar en vuestra vida. Qué placer... 

18. Visitar el castillo de Himeji
Está muy cerca de Kobe, sólo hay que coger un tren y plantarse allí. En mi opinión, es como el Guggenheim, más impresionante por fuera que por dentro. 
Foto en Instagram

15. Relajarse en el Onsen de Kurama
Todo aquel que visita Japón debería probar la experiencia de "relajarse" en un onsen... En Kyoto se encuentra el onsen de Kurama, uno de los más famosos, así que ya saben, vayan desprendiéndose de sus ropajes, que en Japón no existe el bañador...

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