martes, 7 de abril de 2015

OSAKA, UNA CIUDAD PARA COMERTE JAPÓN...

Y tras tanto trabajar, por fin teníamos dos días libres para irnos de picos pardos, así que, a pesar de la gripe que pillé (¡¿por qué siempre en vacaciones?!) cogimos el metro en Kyoto y nos pusimos rumbo a la cercana Osaka, capital de la gastronomía gourmet japonesa.
Foto sacada en el centro de Osaka, zona de Namba

Allí nos esperaba nuestro amigo Jun, mitad japonés y mitad catalán, quien lleva un tiempo viviendo por aquí, en la calle donde paseaba de niño con su abuela. Le obsequiamos con una botella de tinto que no dudó en abrir, y nos la pimplamos entre risas junto con Tomoko, una japonesa muy divertida que está estudiando español porque le pirran las canciones de Los Panchos o Thalia. Acabada la botella, tocaba zampar algo por lo que, con la alegría que nos regala el vino, nos fuimos los cuatro a comer un ramen de los que hacen historia. Gloria Bendita.

Después la tarde en Osaka transcurrió tranquila, aunque no faltaron los momentos gamberros ni los brindis con whisky por parte de los chicos... Como yo me encontraba mal, opté por un cafecíto y un buen comic, pues preferí reservarme para la cena, que se anunciaba larga.

Jun había reservado para seis en un pequeño sitio de sushi, ¡y qué cenorra, señores! Probamos de todo, incluso cosas que ni imaginaba que pudieran ser comestibles, como el semen del bacalao. Pero vayamos por partes. Pónganse babero y cojan sus palillos, que este menú no les dejará indiferentes...

Comenzamos la cena con un buen plato de sashimi, o sea, rebanadas de pescado crudo que se acompañan con salsa de soja y wasabi. Nuestro preferido es, sin duda, el de atún, pero nos gustó probar otros diferentes, como el sashimi de calamar, salmón o pulpo. Mientras masticábamos entre onomatopeyas de placer, descubrimos que el wasabi se utiliza en el sushi porque es un antimicrobiano natural, y así, en caso de que el pescado crudo esté en mal estado, el wasabi nos protegerá.
Platazo de sashimi

Probamos también un pescado típico (que para nuestro asombro estaba cocinado), calamares crudos y el sushi estrella de la noche, el Negitoro. Como su nombre indica, se trata de atún con cebolleta y está increíble de bueno. Canelón se atrevió también con los adentros del cangrejo, pero a mí el aspecto me pareció tan poco apetecible que decidí pasar. Según él, esa cosa que parece caca está deliciosa y no sé lo que me pierdo...
Calamares frescos, que no respiran por un pelo...
Negitoro y Maki de tripas de cangrejo

Continuamos disfrutando del menú con una ensalada de algas, ostras sin su concha y ¡semen de bacalao! Si no te dicen lo que es, te sabe hasta bueno, ¡pero qué traicionera es la mente, jolines! Es oír semen y empezarme las arcadas. Yo con ésto y con los callos...¡no puedo! Como Canelón se lo zampa todo, pudo con su ración y la mía, y me salvó de un apuro. Respecto a las ostras, el cocinero nos contó que en Japón también se preparan rebozadas, que es como a él más le gustan. Como podéis ver, son bastante grandes y poco tienen que ver con las Gillardeau francesas, pero estaban buenísimas. Manjar de Dioses.
Pedazo de ostrones, ¿eh?
¿Apetecible? ¡Pues es semen de bacalao!

Para acabar, nos sirvieron por fin el postre (que ésto empezaba a parecerse a una cena en casa de tu abuela, que aunque tengas 40 años siguen cebándote para que crezcas). Se trataba de un ligero pudin de huevo y, para ponerle la guinda al pastel, finalizamos con el daifuku, una fresa dulce, súper rica. Por supuesto, para bajar toda esta cenorra, necesitamos de docenas de gin tonics y sake a espuertas...
Pudin de huevo
Daifuku, delicioso postre japonés

Así nos tiramos cinco horas de cena y sobremesa, brindando, riendo, y practicando japonés con los simpáticos amigos de Jun, Yumi y Miyamoto. ¡Y vaya risas también con el cocinero! Nos pidió que acertáramos su edad y, como ambos le echamos muchos menos años de los que tenía (no sé si serán las algas pero aquí todo quisqui parece más joven) se puso a sacar cervezas gratis, y hasta nos regaló unos ramen instantáneos para hacer en casa.

Me veo incapaz de expresar con palabras lo bien que lo pasamos esa noche, sumergidos entre surrealismo, risas y toneladas de bondad japonesa. Japón tendrá muchas cosas malas, como en todas partes las hay, pero su gente me encanta. Y el sushi, carajo, que está de muerte. Creo que volveremos a Osaka a comernos el mundo enrollado en arroz...
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DATOS PRÁCTICOS:
- Para llegar a Osaka desde Kyoto: se puede coger la línea de tren JR o la línea Keihan, que es la que nosotros cogimos. Cuesta 410 yenes y tarda unos 50 minutos.
- Según los japoneses, Osaka es la ciudad japonesa donde mejor se come, ¡así que aquí es obligatorio probar de todo!
- El gin tonic en Japón no es excesivamente caro, cuesta lo mismo que una cerveza.

5 comentarios:

  1. De todo lo que probastéis, ¿qué es lo que más os gustó? Yo no como nada de sushi pero siempre estoy ganas de probarlo y con este artículo igual me animo. Inma.

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    1. Hola Inma!! A nosotros nos gustó muchísimo el Negitoro, que es atún crudo con una base de arroz, envuelto en alga, y un poquito de cebolleta por encima. Delicioso!!!!!!!

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  2. Mira que envidia, y para no quedarme con deseos de sushi tan pronto lei tu articulo me fui a un Sushi Bar. Que sigan disfrutando su viaje. Siempre pediente de vuestra gira mundial, Un abrazo a los dos. (ZIor/Carlos)

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    1. Bien hecho, claro que sí!!! Un abrazo y gracias!!! :-)

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  3. Hola / Me podrías recomendar restaurantes para comer en Osaka? Cual es, el que aparece en el blog?

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MIL GRACIAS POR COMENTAR!!! Intentaremos responderte, aunque no sabemos cuando...