jueves, 14 de mayo de 2015

LOGRAMOS VER UN TORNEO DE SUMO...

No hace falta visitar Japón para saber que el sumo es el deporte nacional por excelencia (aunque ahora les guste más el béisbol). Nosotros teníamos muchísimas ganas de ver en directo a estas moles de grasa intentando sacar del círculo de arena a su rival, así que hicimos todo lo posible por no perdernos semejante espectáculo.

Nos dijeron que la temporada de sumo no había comenzado aún en Tokyo (aquí os dejo el calendario de torneos), pero así y todo, cogimos el metro para plantarnos en Ryogoku, donde se encuentra el estadio nacional de sumo, el Ryogoku Kokugikan, además de un pequeño museo en el que deleitarse con fotos de los luchadores más emblemáticos. 

Con nuestro mínimo conocimiento del japonés, preguntamos a todo pichibirichi dónde podíamos ver un combate de sumo, pero la mayoría nos contestaba diciendo que el tema estaba muy complicado y que era prácticamente imposible. Se nos quedó cara de desilusión cuando, de pronto, vimos fuera del estadio a dos luchadores, vestidos con un batín de seda tipo kimono, sandalias japonesas, moñete en el pelo y unos sudores por la frente que hacían pensar que acababan de salir de un entrenamiento.

Como a pesados no nos gana nadie, seguimos insistiendo hasta que dimos con un joven muy simpático que nos ofreció una información muy valiosa. Nos dijo que estuviéramos en el estadio a las diez de la mañana del día siguiente, para poder ver un torneo amistoso, abierto al público, totalmente gratis. Como nos lo contó todo en japonés, no estábamos muy seguros de haberlo entendido bien, pero al día siguiente decidimos intentarlo para no quedarnos con la espinita clavada. 

Entramos al estadio con una emoción máxima. Buscamos un sitio donde sentarnos, en el suelo, pues en lugar de sillas, el estadio está dividido en cuadriláteros de tatami con capacidad para varias personas. Los japonesas se llevan comida y bebida, y disfrutan así juntos del espectáculo.

Por fin puse la mirada en las grandres estrellas, que lucían celulitis dejando al aire sus nalgas bien alimentadas. Personalmente, creí que me iba a aburrir, pero tras ver encontronazos de cientos de kilos, palmadas en el pecho, o cómo se ponían en cuclillas con una agilidad pasmosa, me pareció que el sumo tiene su punto. Ah, y me encantó descubrir que no siempre gana el más grande...

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DATOS PRÁCTICOS :
- Si no es época de torneos, cerca del estadio Ryogoku existen muchas beyas (gimnasios para luchadores de sumo), donde se les puede ver entrenar. Hay que ponerse en contacto con ellos con antelación.
- Cúando y dónde ver un torneo: Enero, Mayo y Septiembre en el estadio Ryogoku de Tokyo. También se pueden ver en otras ciudades, como Osaka o Nagoya.
- Para comprar entradas para torneos de sumo podéis pinchar aquí 

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