miércoles, 25 de marzo de 2015

LA SUERTE CAMBIA EN TOKYO Y DA UN REVÉS QUE NI NADAL...

Tras quedarnos pasmados ante la contestación de Felicity, hicimos un "a otra cosa mariposa" y aprovechamos a tope el día, que una no está en Tokyo para lamentos. Bien abrigados, salimos a patear las calles de esta ciudad maravillosa, y anduvimos tanto que creo que no dejamos barrio sin visitar (me refiero a los más turísticos).

Para movernos por Tokyo, cogíamos el tren y rulábamos a pie de aquí para allá, y así llegamos hasta Asakusa, el barrio más tradicional. Teníamos ganas de conocerlo y fotografiarlo, y tuvimos la suerte de encontrarnos con varias mujeres luciendo el kimono.

Para pasar de la calma al caos, volvimos a coger el metro para aterrizar en el centro. Lo que más llamó nuestra atención, además del neón por todas partes, fue el caos ordenado. Me explico... A pesar del gentío, el tráfico y todos los estímulos que incitan al consumo, Tokyo nos pareció una ciudad menos caótica que otras con menor población, y es que los japoneses son seres de otro planeta (sin duda un planeta futurista mucho más civilizado).

Ellos hacen cosas que a nosotros ni se nos pasan por la cabeza. Caminan en filas, hacen cola para cruzar un paso de cebra y también para montarse en el metro (no como nosotros, que nos lanzamos como pirañas en cuanto abren las puertas). Esos gestos hacen que pasear por los barrios más transitados de de Tokyo, como Shibuya o Shinjuku, no sea para nada agobiante. Al menos no para mí, que estaba encantada de mirar escaparates ¡Después de 9 meses sin ir de compras, por lo menos mirar!

No compré nada de nada, aunque hubiera comprado de todo, pero sí que me llevé un recuerdo. Un souvenir muy especial que me acompañará por el resto de mis días. Hacía tiempo que rondaba por mi cabecita loca la idea de tatuarme este viaje en el brazo. Canelón, por su parte, pensó en tatuarse una zeta invertida en forma de runa celta, y trasteando en internet sobre estos símbolos, descubrió que la zeta invertida es una runa que significa "viaje, cambio y movimiento". Toda una señal de que se lo tenía que hacer, así que para allá nos fuimos y dejamos que las agujas nos inyectaran su tinta.

Felices con nuestros recordatorios, cogimos el tren de vuelta a casa (haciendo cola y sin colarnos, que si no te miran mal). De camino, paramos a tomar unas cervezas en un bar cerquita de la guesthouse,  y así es como conocimos a Naomi y Joshiko, los dueños del bar, que nos sacaron tanta comida gratis que volvimos a casa requetecenados. Con el poquito inglés que sabían, nos contaron parte de sus vidas y, ¡hasta nos enseñaron fotos de su boda y brindamos con sake por los novios!

Pasamos un día estupendo, lleno de risas y anécdotas y, justo antes de meternos a la cama, miramos el email. Una guesthouse de Kyoto había contestado al mensaje que enviamos por Workaway. Estaban interesados en que trabajaramos con ellos lo antes posible, durante el tiempo que quisiéramos. Kyoto... Pues para allá que nos vamos dentro de tres días. Y a ver qué tal...

3 comentarios:

  1. Que buena noticia! Como decis, no es como empieza el dia sino como termina! Y no hay mal que por bien no venga! Musus.
    P.D: que buena idea lo del tatuaje, os recordara siempre esta magnifica experiencia ppr el mundo. Queremos foto de la de Canelon...jejeje
    Maitane

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    Respuestas
    1. Al final todo ha salido mejor de lo que esperábamos Maitane!! :-) Un abrazo grande!!!

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    2. Al final todo ha salido mejor de lo que esperábamos Maitane!! :-) Un abrazo grande!!!

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MIL GRACIAS POR COMENTAR!!! Intentaremos responderte, aunque no sabemos cuando...