martes, 11 de noviembre de 2014

EN SANTIAGO DE CHILE CON NERUDA, EL DOCTOR JEKYLL Y MR HYDE...

Nuestro comienzo en Santiago no fue bueno, y es que los chilenos son como el Doctor Jekyll y el puñetero Mr Hyde. Perderse por Santiago y tener que preguntar a alguien es como jugar a la lotería (o la polla como dicen por aquí...), y es que puedes toparte con una respuesta súper amable o una bordería que te deja seca en el sitio.
Mapa en mano, paseamos por un circuito marcado en rojo que te llevaba por el centro de la ciudad, sin duda soso y aburrido. Fotografiamos sin mucho afán el Palacio La Moneda, un edificio deslavado y rodeado de policías con cara de pocos amigos. A un lado de la plaza estaba Allende, y me hubiera gustado que la estatua tuviera superpoderes para poder preguntarle: ¿te suicidaste o no?...
Bien cerquita se encuentra la Casa Cultural La Moneda, donde descubrimos la típica artesanía en greda del pueblo chileno. Continuamos el paseo hasta el Cerro Santa Lucía, donde el calor comenzó a apretar, y desde allí llegamos al barrio chic de Lastarria, donde disfrutamos de un concierto de música clásica al aire libre. Sin saber cómo, acabamos en Pío Nonno de cervezas, la columna vertebral del barrio bohemio Bellavista, donde la juventud se concentra para brindar con unas chop o compartir un platazo de lomo a lo pobre.
Al día siguiente amanecimos con un poco de resaca y otro talante. Disfrutamos de una exposición fotográfica de Luis Poirot en el Museo de Bellas Artes. Con el gusanillo del arte en el estómago, nos dirigimos en busca de La Chascona, la casa que Pablo Neruda construyó para, por su entonces amante, Matilde Urrutia. Allí se respiraba pasión, creatividad e intelecto.
La casa era una casa de artistas, con formas poco habituales, muchos libros, y elementos decorativos que van más allá de las figuritas de Lladró. Una casa fiel a su nombre, la despeinada... Era muy fácil imaginarse a Neruda leyendo en un butacón, o comiendo con sus amigos en una larga y angosta mesa, de donde siempre se ausentaba por una escalera de caracol para disfrutar de su siesta.

Allí estuvo también presente la muerte, parte indispensable de la vida, donde las paredes derruidas dejaron pasar al viento para que lo abrazara. Sin duda, una visita que nos sacudió algo dentro...

Las horas en Santiago llegaban a su fin. Era domingo y el calor iba a más, así que nada mejor que comerse un heladito en Emporio La Rosa, tumbarse en los jardines del parque Rubén Darío y disfrutar de espectáculos de circo en los alrededores del museo de Bellas Artes. Así sí, dejamos Chile con buen sabor de boca...

DATOS PRÁCTICOS:
- Alojamiento: los hostales más baratos se encuentran en Bellavista (y la gente más amable). Nosotros nos hospedamos en Casa Mosaico, 9.000 chilenos en habitación compartida y desayuno. Muy limpio, staff súper simpático, camas cómodas, buena wifi y buen desayuno.

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6 comentarios:

  1. Pero no estabais en las Torres del Payne. ¡vais a toda velocidad! Un abrazo

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    1. Jajajajaj, tienes toda la razón! Hemos estado un poco vagos con el blog y se nos han acumulado los post de Chile. Abrazos!!!

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  2. Hola a los dos ,
    Me alegro que al final lo de Chile mejorara. Imagino que ahora mucho mejor con la motoreta austral que llevais .
    Un abrazo El viejo Pisarello

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    1. Encantados con nuestra fragoneta y con los paisajes neozelandeses! Esto pinta bien, abrazos!!!

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  3. Sois unos poetas... poetas de la vida!!!!!!!!!!
    Os admiramos!!!!!!!!
    Un beso landaberdeño!




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    1. Gora Landarbe y el buen rollo que allí se respira!!! Muaksssss

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