domingo, 30 de noviembre de 2014

DE VACACIONES EN COROMANDEL!!!

Tras sacudirnos el olor a pedo, arrancamos la furgo y fuimos hacia la Península de Coromandel, lugar favorito de descanso de las gentes de Auckland. El tiempo, para variar, no acompañaba mucho, pero miramos el parte metereológico y... ¡venían dos días buenos!

Entramos a la Península por Thames, y así pudimos disfrutar de la carretera más bonita de NZ, para nosotros. Aunque era de ágarrate que vienen curvas, una costa preciosa, flanqueada por árboles y palmeras te acompañaba a lo largo de la estrecha carretera. Esto pintaba bien...

Ya en Coromandel Town, nos instalamos en un camping y dimos un buen paseo costero por el monte. Al día siguiente teníamos intención de hacer kayak y pesca, pero debido a las ráfagas de viento que sacudieron fuerte a la noche, no ofertaban ninguna actividad de mar ese día. Cambio de planes...

Un poco chafados por no poder pescar, nos dimos de bruces con una tienda de productos ahumados que despertó la parte de nutria que nuestro Canelón posee. Compramos un poco de salmón, mejillones y algo de atún, y vuelta a hacer kilómetros con la furgo para llegar a la idílica playa New Chum.

Antes de llegar a nuestro destino, encontramos un buen sitio para comer, con vistas a una tranquila playa en la que luego nos echaríamos una pedazo de siesta. El sol dejó de hacerse el remolón y se dejó ver por unas horitas que nos levantaron el ánimo enseguida. Sin duda, Nueva Zelanda es mucho más bonita cuando no llueve...
Con las mejillas sonrosadas por Lorenzo, empezamos un nuevo día y partimos de buen humor hacia Hot Water Beach, una playa muy famosa (demasiado), debido a que puedes cavar un pozo y crear una piscina de agua caliente. Este fenómeno sólo se da en marea baja y en una zona concreta de la playa, y gracias a Lonely Planet, ha perdido todo su encanto. Al llegar nos encontramos a una marabunta de gente con palas y de todo, cavando como locos en la arena. Nos pareció el colmo del domingueo y salimos de allí escopeteados...
Decidimos ir a Cathedral Cove antes de que todos los domingueros acabasen de disfrutar de sus "piscinas", y en buena hora... Tras un paseo en chanclas por el bosque, llegamos a este paradisíaco lugar, donde disfrutamos del mar y de la playa. Hasta que llegaron los de las palas como Atila y los hunos... La paz en Cueva Catedral llegó a su fin con gritos y actitudes adolescentes, y la preciosa playa se convirtió en una playa más de Benidorm.
Marchamos pues en busca de sosiego a otra conocida playa, aunque mucho más tranquila, Hahei. El viento comenzaba a ser algo frío, pero aprovechamos para leer un rato con los pies descalzos sobre la arena. Después ducha caliente, cena made in home y a la cama.


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