martes, 11 de marzo de 2014

RESTAURANTE CUBITA (O COMER EN EL MOLINO DE AIXERROTA)

En un enclave privilegiado, con unas fantásticas vistas al mar, y un gigante cervantino dando la bienvenida al visitante, el Restaurante Cubita es un sitio especial. Sólo el lugar ya respira historia y belleza a la par, pero si a eso le sumamos una gastronomía que invita más a mover el bigote que a la dialéctica, para qué quieres más...
El pasado domingo tuvimos la suerte de estar invitados a un gran evento y confirmamos que es cierto eso que suele decirse, que lo gratis sabe mejor. Aun así, comimos de fábula, incluidos los que sacaron la cartera. Se notaba la buena materia prima en cada plato y el sitio nos resultó agradable (aunque quizá un pelín demasiado clásico...)
Para picar, unos exquisitos pimientos verdes del país. En la foto faltan unos cuantos que enseguida metimos al buche cual buitres hambrientos. La culpa fue del vino blanco, ese Marqués de Riscal entraba tan fino....
Continuamos con un salteado de setas con jamón y unas antxoas del Cantábrico de quitar el hipo ¡Ni siquiera tenemos foto porque tan solo pudimos dedicarnos a comerlas!
Y para terminar con el picoteo,  unas gambas estupendas. Nos gustó mucho el detalle de poner a cada comensal un cuenquito con agua y limón, en lugar de las toallitas húmedas...
De segundo, la mayoría escogimos la especialidad de la casa, merluza frita con txipirones en su tinta, ¡buenísimo! Solo algunos pocos se atrevieron con un clásico que nunca puede faltar en una mesa de carnívoros, solomillo con patatas fritas.

Para finalizar con buen sabor de boca, pantxineta con helado de turrón y chocolate caliente, café y tejas. Aunque parezca mentira, todos los platos volvieron a la cocina casi limpios...
¡Cómo nos pusimos! Da gusto celebrar así, comiendo opíparamente con buen vino y deliciosos ágapes. Y buena compañía, claro está... Para bajar la comilona, nada mejor que un gin tonic, aunque también hay opción para los abstemios: visitar el museo que el molino esconde en su interior y darse un paseo kilométrico por La Galea, disfrutando de las maravillosas vistas al Cantábrico...
Un lugar recomendable tanto para comer, como para tomarse el aperitivo. Eso sí, para bolsillos pudientes, las cosas como son. Restaurante clásico, decoración burguesa, y comida de toda la vida. Si te invitan fenomenal, si te toca pagar.... ¿quizá un pelín pasado de precio? Para nosotros carete...

Y tú, ¿conoces el restaurante Cubita? ¿Qué opinión te merece? ¡Cuéntanos!
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