Comentaros que hay tres campamentos dentro del Parque Nacional Etosha: Namutoni, Okaukuejo y Halali. Estos campamentos son recintos cercados a los que, supuestamente, no pueden acceder los animales. Todos tienen supermercado, restaurante, piscina, bar, bungalows de varias clases (los más top deben ser la bomba) y parcelas de camping con barbacoa. Decidimos pasar dos noches en Okaukuejo en camping y una en Namutoni en bungalow, en plan capricho. Aunque el término bungalow incite a pensar que se trata de un barracón cutre, la realidad es que son habitaciones de lo más acogedoras, con un moderno baño exterior decorado con gusto africano. Este campamento está remodelado hace pocos años y lo han puesto a un nivel muy alto, suponemos que para atraer al turismo de pasta, sobre todo a jubilados europeos con parné (osea, alemanes) y sumar así unos cuantos ceros a la factura.
Habitación doble en Namutoni
Dicho esto, continuamos con la aventura. Tras múltiples capítulos y baños en la pisci, a la tarde proseguimos con nuestro safari por Etosha. Llegamos a primera hora a una poza con poco agua, en la que unos cuantos animales (sobre todo oryx, springboks y cebras), bebían agachados con la tensión en el cuerpo, no vaya a aparecer de repente un grupo de hienas... Paramos el motor y esperamos pacientemente a que pasara algo.
Al rato, gracias a los prismáticos, vimos que a lo lejos se acercaba un elefante. Daba la sensación de que caminaba despacio, pero no tardó en llegar y por fin lo teníamos enfrente. Desenrolló su trompa y comenzó a beber agua, alejado del resto de animales, que no tardaron en ponerse un pelín tensos. Observamos que el animal se quedaba mirando fijamente en la dirección en la que había venido. Aguzamos la vista cual aguiluchos y vimos a otro elefante acercarse lentamente. Y tras él otro, y otro, y otro más... Lo que viene siendo una manada de elefantes, compuesta por unos 20 ó 30 miembros, había decidido darse un chapuzón a primera hora de la tarde, y ahí estábamos nosotros, sudorosos, encandilados ante semejante espectáculo. Aquí os ofrecemos las pruebas documentales:
El llanero solitario....
Saludando a la cuadrilla...
Baño en familia...
Boyantes y dichosos, nos encaminamos hacia el campamento comentando nuestra suerte. Nuestro safari por Etosha salió redondo y había que celebrarlo, así que acordamos acicalarnos a conciencia, ver el sundowner con una birrola y pegarnos un buen homenaje a base de oryx y vino tinto.
Aquí os dejamos el vídeo que sacamos de ese momento triunfal (un poco difuminado por la polvareda que se levantaba). Sin duda, una de las imágenes más bonitas que hemos visto nunca. Y esto es todo amigos, hasta el próximo capítulo...
Nuestra siguiente etapa: La Franja del Caprivi o Caprivi Strip...
¡A la búsqueda de los hipopótamos! ¿Habrá también cocodrilos? Te lo contamos en breve...
Y si te gusta el blog... No hagas el canelo y ¡SÍGUENOS!
CONTACTO: canelaycanelon@gmail.com
Qué pasada, me encantaría tener vuestra suerte!
ResponderEliminar¡¡¡Envidia es lo que tengo!!! Os hacéis unos viajes muy chulos!
ResponderEliminarMaravilloso. Laura.
ResponderEliminarBuah buah buahhhhhhhhhhh....que gozada dios!!!
ResponderEliminarSi alguna vez decidís pisar Namibia, podéis asarnos a preguntas!!!
ResponderEliminar