lunes, 20 de enero de 2014

DE VUELTA AL "MILAGROS"...

El sábado fuimos a cenar al Milagros, hacía muchísimo tiempo que no íbamos... Tal vez unos ocho años (¿pero el tiempo vuela o qué?)... Nos alegra poder decir que el lugar sigue teniendo ese encanto especial que siempre desprendió, quizá algo más renovado, y que tanto la carta como el trato han mejorado considerablemente.

Reconozco que teníamos miedo de encontrarnos una decoración de esas impersonales que ahora están tan de moda, pero nada de eso... Sigue guardando su esencia, y la decoración continúa siendo única y llena de personalidad. Puede que haya quien piense que hay que ser muy guay para pasearse por allí, pero reconozcámoslos... si estuviéramos de viaje en cualquier parte del mundo y nos encontráramos con un bar así, diríamos que ojalá tuviéramos algo parecido cerca de casa.
Pues al Milagros lo tenemos cerca. Para quien no lo conozca, está en Barrika, y sí, merece la pena visitarlo: por bonito, por bueno y por... Vale, por barato no, pero se come de cine y el trato es muy correcto. Además, han habilitado un fumadero muy chulo fuera, con mesas y sillas, muy agradable para tomarte una cervecita o una copa de vino antes de cenar. O para que l@s más vicios@s hagan un kit-kat entre plato y plato...
Entre las novedades que encontramos, estaba la carta de sushi que, con lo que nos gusta, ¡tuvimos que probar! Con un poco de recelo, pedimos solamente los nagiris de salmón, ¡y estaban buenísimos! ¡La próxima vez vamos al sushi de cabeza! Y a por los nachos, que nos quedamos con pena de no pedirlos... De segundo comimos solomillo con yuca para Canela, y un black angus para el carnívoro de Canelón. Ambos platos deliciosos y con una presentación muy cuidada (nos recordó mucho al Dando la Brasa, para quien lo conozca). Si la curiosidad os corroe, podéis ver aquí la carta completa, con precios y descripciones...
Se merece una mención especial la tabla de madera en la que te sirven la carne, con piedra incrustada para mantenerla caliente, ¡quiero una de esas para casa! Lástima que no cupiera en mi bolso, que si no... (es broma, ¡no me tachéis de mangui!)

También nos sorprendió para bien la música, ¡pinchada en directo, qué nivelón! No paramos de menear la cabeza mientras ojeábamos la carta de postres, caseros y un pelín pasados en precio (vamos, que ni lo pedimos, que estamos ahorrando para el viaje...), y aunque hicimos uso del shazam para saber de qué canciones se trataba, no hubo chivatazo del aparato...

En resumidas cuentas y sin alargarnos demasiado, ¡que vayas! Merece la pena para tomarte una cerveza mientras picas unos nachos, darte un caprichito de cena y probar nuevos sabores, o tomarte un rico gin tonic en sus sofás molones.
Sentimos no tener fotos, pero dado el romanticismo (osea, la poca luz) del restaurante, salían muy oscuras (aclaramos que a nosotros nos gustó mucho la iluminación, hace que todo sea más íntimo...) Vamos, que nosotros lo recomendamos, y prometemos que no volverán a pasar otros ocho años antes de volver.
¿Y tú? ¿Conoces el Milagros? ¿Qué opinión te merece? ¡Recuerda que si opinas nos ayudas a tod@s!
¡Mil gracias! 


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